
Por otra parte, y poniéndome en el pellejo de un siempre peligroso judío como era Sigmund Freud, esa declaración de Rouco Varela tiene algo de auto-inculpatoria, casi como un lapsus: por qué apelar al olvido de lo acontecido si no es porque hay algo que sientan manchado en su cristiana conciencia. Pero, claro, tratar de razonar con un furibundo creyente no tiene ningún sentido: en última instancia, siempre los demás somos los intolerantes (yo, con la iglesia y la curia, sí lo soy)o "cristófobos", como ha dicho otro moratón, purpurín o Cardenal.
Luego tienen a su "Cardenala" CosPPedal que, con cifras en la mano, sabe que a la mayoría de los españoles, un crucifijo en lugar público no nos molesta. Pues mire usted (como dicen ustedes): gracias a la Ley Civil, y no a Dios ni a la iglesia, no importa que a la mayoría que usted apela le importe o no; lo que importa es que, sin ser mayoría, la ley también me puede amparar, cosa que no haría su siempre tolerante y eterno catolicismo.
Y además, hoy, 25 de noviembre, es el DIA DEL LAICISMO Y LA LIBERTAD DE CONCIENCIA. ¡Vaya por ustedes!
1 comentario:
Digo yo, que si la reflexión de tal kamuraska este, pudiera gozar de mayor difusión, o al menos que alguna farmacéutica lo comercializara para ingerir una al día, para las mentes dispersas con los males propios de las distorsiones religiosas, distorsiones por diversas creencias estúpidas....y otras etiologías.
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