«Nuestros hijos e hijas deben saber que no todo lo que hay en internet es cierto». Este es un mensaje que, en diferentes formatos y variantes, viene repitiéndose mucho, desde hace tiempo, pero que últimamente he oído con demasiada frecuencia. Incluso un juez alemán había llegado a suspender la actividad de la versión alemana de wikipedia, pues un diputado teutón, Lutz Heilmann, antiguo miembro de la siempre fiel a la verdad Stasi (Policía política de la antigua RDA), denunció falsedades sobre su persona en un artículo sobre él en dicha enciclopedia. ¡Vamos, hombre! Y los jueces, siempre fieles a la verdad, pues paralizan el mundo si hace falta.
Claro que esto plantea muchos problemas: qué pasa cuando un periódico 'tradicional' publica informaciones que resultan ser inciertas... o una TV, o un político (como el denunciante) promete algo que no cumple o simplemente falsea la realidad por estrategia política... ¿Le linchamos? Ganas no faltan, claro.
Lo cierto es que Internet, por su propia naturaleza, está sujeta a muchas consideraciones, que ahora no vamos a ahondar. Obviamente, la posibilidad y la realidad de falseamientos de la realidad, equívocos, engaños, rumores, etc. están ahí y hay que ser cautos, pero ¿qué medio de comunicación está libre de culpa? No hablo de diferentes criterios sobre un mismo evento o noticia, aunque ésta sea bórica. Cuántos ejemplos de falsedades, faltas a la verdad o falseamientos de la misma no se dan en nuestros muy respetables medios de comunicación masivo. Y no se cierra el canal entero; en todo caso, se sanciona al responsable, como le viene pasando al ínclito Jiménez Losantos.
En este mundo de mentiras, de malas ficciones y grandes embustes, ahora resulta que nuestro principal problema es la falta de veracidad de lo publicado en Internet. Internet también son los medios tradicionales que se muestran en la red; Internet también es este escrito; Internet son muchas cosas, muchas personas, muchas historias que no se descalifican en bloque, porque Internet es fundamentalmente pluralidad y libertad: ¡Y me temo que esto es lo que fastidia a mucha gente acostumbrada a ser garantes de verdades interesadas, partidarias, pecuniarias, moralistas u otras!
Para acabar, y volviendo al titular del inicio, efectivamente a los chavales hay que decirles que "no todo lo que hay en internet es cierto", como tampoco todo lo que prometen los políticos, ni la publicidad, ni las noticias. En realidad, lo que hay que hacer con esos hijos/as es enseñarles a pensar de manera crítica, para que ellos decidan qué mentiras prefieren creerse y cuáles no. Como hacemos todos.
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