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La lógica del consumo actual es: 'cuanto más gastas, más ahorras'. De esta manera, las grandes cadenas alimentarias tratan de desplazar sus excedentes de compra hacia nuestras hogareñas despensas, a través de estrategias como el 3x2, 2x1 y otras fórmulas geométricas por el estilo. La cuestión es que a dichas cadenas, comprar en cantidad les abarata los costes, pero almacenar dicha cantidad les eleva los costes, por lo que intentan que seamos nosotros los que asumamos dicho sobrecoste que implica almacenar. De paso, no es a ellos a quienes se les pudren los productos excesivos, no consumidos, olvidados en nuestras despensas y que tan baratos nos costaron. Porque los tendremos que tirar a la basura, pero...¡fue un chollo, eh!
En esta misma lógica se mueven también las operadoras de telefonía móvil: con los chollos que nos ofrecen, cuanto más hablas, más ahorras. Y así, ellos siguen expandiendo la empresa para beneficio nuestro (?). Los últimos en subirse al carro de esta lógica, los sectores relacionados con la energía y la automoción: ahora resulta que consumir energía (no renovable) es ecológico. Es más, cuanto más consumes, más beneficias al planeta. Por eso, con los vehículos que te ofrecen, cuanto más conduzcas, distribuyes mejor el beneficio verde. Y con lo que nos ofrecen compañías energéticas como Endesa o Iberdrola, lo ecológica es dejarse las luces de casa encendidas. Total, cuanto más, mejor. Y así, hasta el infinito.